El impacto
de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la educación es
innegable. Desde plataformas virtuales hasta recursos de realidad aumentada y
sistemas de gestión de aprendizaje, la tecnología ha revolucionado el acceso al
conocimiento. Durante la pandemia de COVID-19, la educación a distancia se
convirtió en una necesidad global, visibilizando tanto el potencial como las
limitaciones del entorno digital.
Sin
embargo, el acceso desigual a estas herramientas amplió las brechas existentes.
Según datos de la CEPAL (2021), más del 30% de los estudiantes en América
Latina no tuvo acceso adecuado a dispositivos o conexión a internet durante la
emergencia sanitaria. Este fenómeno pone en evidencia que la tecnología, si no
está acompañada de políticas de equidad, puede convertirse en un nuevo factor
de exclusión.
Aun así,
cuando es bien implementada, la tecnología potencia el aprendizaje autónomo,
fomenta la creatividad y permite nuevas formas de colaboración. El reto no es
solo dotar a las escuelas de tecnología, sino capacitar al personal docente y
generar una cultura pedagógica que integre las TIC con sentido crítico y ético.
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