El Banco Mundial es una institución
financiera internacional creada en 1944, cuyo propósito principal es reducir la
pobreza mediante el apoyo económico y técnico a países en vías de desarrollo.
Su labor en educación se ha consolidado como una de sus áreas clave de acción,
especialmente a través de programas de financiamiento dirigidos a mejorar el
acceso, la calidad y la equidad educativa. El BM ha sido un actor relevante en
la expansión de sistemas educativos en países de ingresos bajos y medios,
particularmente mediante el otorgamiento de préstamos y asesoría técnica.
Desde una perspectiva teórica, el Banco
Mundial fundamenta gran parte de su intervención en la teoría del capital
humano, la cual sostiene que la inversión en educación mejora la productividad
individual y, por ende, el crecimiento económico. Este enfoque considera que
una fuerza laboral educada contribuye directamente al desarrollo de los países
y a su inserción en la economía global. La educación, en este marco, se valora
principalmente por su impacto económico, aunque en años recientes ha ampliado
su visión hacia la equidad y los derechos humanos.
En el plano político, el Banco Mundial
ejerce influencia mediante condicionalidades en sus préstamos, es decir, exige
a los gobiernos adoptar ciertas reformas o estrategias educativas como
requisito para recibir financiamiento. Asimismo, produce estudios, indicadores
y diagnósticos que orientan las políticas educativas, como el programa SABER
(Systems Approach for Better Education Results), que evalúa la efectividad de
los sistemas educativos en distintos componentes (formación docente,
financiamiento, gestión escolar, etc.). Su enfoque ha sido criticado en
ocasiones por priorizar soluciones tecnocráticas y estandarizadas, aunque
también ha impulsado importantes mejoras en planificación y evaluación
educativa.
El BM se ha alineado con la Agenda 2030 y
el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4), que busca garantizar una
educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos. Actualmente, promueve
estrategias como el aprendizaje a lo largo de la vida, la inclusión digital, el
cierre de brechas de género y la recuperación educativa postpandemia, mediante
alianzas con gobiernos, ONGs y otros organismos multilaterales.
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